Señoras y señores:
Es para mí un honor participar de este importante evento denominado Foro Tripartito sobre Políticas de Empleo, organizado por el Ministerio de Justicia y Trabajo y el Consejo Tripartito de Diálogo Social instalado por la Subsecretaría de Estado de Trabajo y Seguridad Social. Agradezco al señor Ministro Dr. Blas Antonio Llano Ramos, al señor Viceministro Dr. Raúl Mongelos Schneider y a la Secretaria General Dra. Lorena López de Hage, por esta oportunidad que me dan de compartir con ustedes algunas opiniones formadas no precisamente a través de estudios científicos, sino más bien a través de la experiencia adquirida en el ejercicio de la función pública. El hecho de haber estado al servicio de los tres poderes del Estado, me habilita a reflexionar sobre este tema.
Yo tengo la convicción de que la persona que se halla en función de gobierno no tiene derecho a improvisar las políticas de Estado. Para mí, el gobierno en su conjunto y el funcionario de gobierno en particular, sí pretenden ser eficaces, deben consultar el estado de las cosas y escuchar y evaluar las recomendaciones existentes en la materia, antes de tomar las medidas que corresponden. Ellos aportarán algo al desarrollo del país si durante su gestión toman las medidas y mandan realizar los actos que la coyuntura histórica e institucional les señala. Esto implica consultar el estadio en que el gobierno o el funcionario predecesor ha dejado la administración y analizar las recomendaciones técnicas existentes en la materia.
Entrando en materia, debemos señalar con énfasis que a este Ministerio le corresponde aplicar las políticas del gobierno para la creación de más empleo y trabajo para la población. Y en esta cuestión, se tiene importantes lineamientos de nivel internacional y seguramente también algunos proyectos en curso o no implementados por las administraciones anteriores de este Ministerio.
El fenómeno que nos ocupa es universal. Todos los países del mundo padecen la falta de empleo y trabajo, y posiblemente más que todos ellos nuestro país, en donde esta cuestión se ha convertido de un tiempo a esta parte en el mayor de los dramas nacionales. Conseguir trabajo para los jóvenes es toda una obsesión de los padres de familia, al punto de tener los ribetes de una pesadilla nacional.
He tenido la ocasión de aproximarme a este fenómeno cuando fui comisionado por el Parlamento Nacional para participar del Seminario Latinoamericano sobre creación de empleo y trabajo, organizado por el Parlamento Latinoamericano, en octubre de 1995, en la ciudad de Sâo Paulo Brasil. En aquella oportunidad el presidente del Consejo Consultivo del Parlatino, Diputado Federal André Franco Montoro, nos comunicó a los parlamentarios participantes del seminario, que nos hallábamos convocados para estudiar y traducir al lenguaje latinoamericano las conclusiones de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social celebrada en Copenhague, Dinamarca, en marzo de ese mismo año, es decir de 1995. En aquel Seminario analizamos el documento con la ayuda de los más importantes intelectuales, políticos y economistas del Brasil y de América latina, entre quienes recuerdo a don Joâo Clemente Baena Soares, ex presidente de la O.E.A. Los dos primeros días fueron de exposiciones de los miembros del equipo multidisciplinario, seguidos de otros tres días de debate y de trabajo en pequeños talleres para formular las conclusiones.
Naturalmente hemos tenido que comenzar con el análisis del documento denominado Tercer Compromiso de aquella Cumbre, más conocida como la “Cumbre de la Pobreza” antes que por su nombre real: Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social. Brevemente quiero recordar a este auditorio que de aquella Cumbre participaron 117 jefes de Estado y de Gobierno, junto con Ministros de otros 69 países y un número sin precedentes de técnicos, economistas, sociólogos, juristas, culturólogos, trabajadores sociales y periodistas de todo el mundo. Podemos afirmar que las Naciones Unidas congregó entonces en Dinamarca al gobierno del mundo y lo puso a pensar sobre el Desarrollo Social. De allí la importancia del documento aprobado entonces. A través de dichos documentos los países se comprometieron a intentar resolver los graves problemas sociales del mundo, abordando tres cuestiones fundamentales que interesaban a todos los países: 1) la erradicación de la pobreza; 2) la promoción del pleno empleo y 3) el fomento de la integración social, especialmente de los grupos más desfavorecidos.
En Copenhague, en 1995, los pueblos del mundo se pusieron de acuerdo en cuestiones básicas tales como que la persona humana es el centro de todo desarrollo social; que la pobreza extrema degrada a la persona humana; que el único medio para vencer a la pobreza es el trabajo y que las poblaciones del mundo necesitan de empleo, de puestos de trabajo y de fuentes de trabajo para combatir eficazmente a la pobreza y preservar su dignidad. Guiado por estas conclusiones firmaron el llamado Tercer Compromiso que textualmente expresa:
Nosotros los representantes de los pueblos del mundo nos comprometemos a promover el objetivo del pleno empleo como prioridad básica de nuestras políticas económicas y sociales y a preparar a todas las mujeres y hombres para conseguir medios de vida seguros y sostenibles mediante el trabajo y el empleo productivos elegidos libremente.
Con ese fin, en el plano nacional:
a) Daremos a la creación de empleo, la reducción del desempleo y la promoción de empleo apropiado y suficientemente remunerado, un lugar central en las estrategias y políticas de los gobiernos, con pleno respeto de los derechos de los trabajadores, y con participación de los empleadores, los trabajadores y sus respectivas organizaciones, prestando especial atención a los problemas de desempleo y subempleo estructural y a largo plazo de los jóvenes, las mujeres, las personas con discapacidad y los grupos e individuos en cualquier otra situación desfavorecida;
b) Formularemos políticas para ampliar las oportunidades de trabajo y la productividad en los sectores rurales y urbanos mediante el crecimiento económico, la inversión en el desarrollo de los recursos humanos y la promoción de tecnologías que generen empleo productivo, así como fomentando el empleo independiente, el espíritu empresarial, y la pequeña y mediana empresa;
c) Mejoraremos el acceso a la tierra, el crédito, la información, la infraestructura y otros recursos productivos para las empresas pequeñas y las microempresas, incluidas las del sector no estructurado, prestando particular atención a los sectores desfavorecidos de la sociedad;
d) Formularemos políticas para que los trabajadores y los empleadores cuenten con la educación, información y capacitación necesarias para adaptarse a los cambios de las condiciones económicas, las tecnologías y los mercados de trabajo;
e) Estudiaremos opciones innovadoras de creación de empleo y buscaremos nuevos modos de generar ingresos y poder adquisitivo;
f) Fomentaremos políticas que permitan a la población conjugar el trabajo remunerado con sus responsabilidades familiares;
g) Prestaremos particular atención al acceso de la mujer al empleo, a la protección de su posición en el mercado de trabajo y a la promoción de la igualdad de trato del hombre y la mujer, en particular con respecto de la remuneración;
h) En nuestras estrategias de desarrollo del empleo tendremos debidamente en cuenta la importancia del sector no estructurado, con miras a aumentar su contribución a la erradicación de la pobreza y la integración social en los países en desarrollo y a reforzar sus vínculos con la economía estructurada;
i) Procuraremos alcanzar el objetivo de velar por la existencia de buenos puestos de trabajo y salvaguardar los derechos e intereses básicos de los trabajadores y, con tal fin, promoveremos la observancia de los convenios pertinentes de la Organización Internacional del Trabajo, incluidos los que tratan de la prohibición del trabajo forzoso y el trabajo infantil, la libertad de asociación, el derecho de sindicación y de negociación colectiva y el principio de la no discriminación.
En el plano internacional:
j) Nos aseguraremos de que los trabajadores migratorios disfruten de las protecciones previstas en los instrumentos nacionales e internacionales apropiados, adoptaremos medidas concretas y efectivas contra la explotación de esos trabajadores, y alentaremos a todos los países a considerar la ratificación y plena aplicación de los instrumentos internacionales relativos a los trabajadores migratorios;
k) Fomentaremos la cooperación internacional en las políticas macroeconómicas, la liberalización del comercio y la inversión a fin de promover el crecimiento económico sostenido y la creación de empleo, e intercambiaremos experiencias sobre políticas y programas que hayan servido para aumentar el empleo y reducir el desempleo. (hasta aquí la cita)
Cinco años después, de esta cumbre histórica, en julio del 2000, en Ginebra, la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Décima Sesión Plenaria, realizó la evaluación de los progresos realizados y de los obstáculos encontrados; ratificó las conclusiones de Copenhague; formuló nuevas recomendaciones para erradicar la pobreza; promover el pleno empleo y la productividad, para fomentar la integración social a los efectos de instaurar en el mundo sociedades más estables, más seguras y justas para todos.
Pero como les dije al principio, he venido a comunicarles en forma muy puntual las conclusiones del Parlatino. Esta institución parlamentaria supranacional abordó el tema porque no todas las conclusiones de Copenhague son aplicables a América Latina debido a tres factores limitantes: la escasez de capital para los emprendimientos, la deficiente formación técnica y profesional de la población económicamente activa y la debilidad institucional de los Estados. Tomando en consideración estas tres principales y muchas otras limitaciones que tenemos en la región, nosotros concluimos en aquel Seminario, que en América latina existen cinco vías para la creación rápida y barata de fuentes de empleo y puestos de trabajo, y son las siguientes: 1) el apoyo financiero, técnico y de mercadeo a las granjas agrícolas multiproductivas; 2) el asesoramiento empresarial y apoyo financiero a las micro y pequeñas empresas; 3) la promoción del cooperativismo; 4) la incentivación del turismo receptivo e interno, y 5) las obras públicas promovidas por el Estado y los gobiernos locales para la creación directa de puestos de trabajo. Estas son las cinco vías que no exigen a los Estados grandes desembolsos de recursos ni largos períodos de estudio y planificación.
Ahora les digo brevemente, aunque parezca obvio, por qué debemos insistir en estas cinco vías para generar empleo y trabajo. Primero. Tenemos que apoyar a las granjas agrícolas multiproductivas en razón de que es el campo el que despide una gran masa de desempleados que se lanza sobre las ciudades del país y del exterior. Esa migración debe ser contenida y para ella las pequeñas empresas agrícolas familiares deben ser apoyadas con recursos financieros, asesoría técnica en producción y asesoría empresarial en mercadeo de los productos. En segundo lugar deben ser apoyadas las micro y pequeñas empresas que se encuentran principalmente en las ciudades, porque son las principales creadoras de puestos de trabajo, y el financiamiento de las mismas resulta barato y muy productivo. Por ejemplo el panchero de la esquina merece el apoyo del Estado porque en vez de ir a pedir empleo al gobierno, creó él mismo su propia fuente de trabajo; de paso creó un puesto de trabajo para su hijo y con un poco de apoyo podría habilitar otros para los miembros de su familia. El asesoramiento empresarial es muy importante y tengo un ejemplo muy claro. Siendo yo asesor jurídico de la Asociación de Químicos Farmacéuticos, este grupo de profesionales perdió el mercado farmacéutico, mercado del cual se apoderó el comerciante común y lo hizo contraviniendo disposiciones legales. Dicha pérdida se debió a un diseño equivocado implementado por la Universidad en la formación de estos profesionales. La Universidad les dio una exquisita formación técnico-científica, pero ninguna formación empresarial. Les preparó para ser empleados de farmacia y no para ser empresarios de farmacia y conste que en aquel tiempo la ley establecía que sólo el farmacéutico profesional puede montar una farmacia, él solo o asociado con otro.
En cuanto al movimiento cooperativo como generador de empleo y trabajo, debe entenderse que tiene dos vertientes: 1) la cooperativa de ahorro y crédito, que sirve para abaratar y facilitar el capital que necesitan los emprendimientos empresariales, y 2) las cooperativas de trabajo, de producción y de consumo. A través de estas últimas la gente se asocia para aprovechar un mercado. Por ejemplo: se unen los transportistas para explotar una línea; los mozos para ofertar servicios regulares; se unen los oleros en cooperativas para mejorar la producción, para incorporar tecnología de punta y para la defensa del precio de sus productos.
En lo relacionado con el turismo todos sabemos de la importancia de la llamada industria sin chimenea y de lo que significa para los países europeos este rubro tan descuidado en el Paraguay. Pero el turismo moderno ha superado la etapa del turismo tradicional para incentivar dos modalidades concretas: el turismo cultural y el turismo ecológico. Lo importante del turismo es que la inversión está a cargo de las empresas privadas. El Estado solamente debe establecer políticas claras, ofrecer seguridad jurídica al capital invertido y realizar obras básicas de infraestructura. Las universidades deben formar al personal especializado en turismo y las empresas privadas deben mover el turismo interno y el receptivo. Actualmente, los paraguayos preferimos vacacionar en el exterior por resultar curiosamente más barata que las realizadas al interior del país. Ni siquiera Itaipú tiene buen servicio de turismo.
Finalmente, está la creación del empleo directo. El Estado central y los gobiernos locales deben generar permanentemente puestos de trabajo a través de obras públicas, especialmente a través de la construcción y mejoramiento de caminos y viviendas populares. Este último rubro aparte de generar empleo directo promueve una gama impresionante de empleos indirectos.
Estas son las cinco vías establecidas por el Parlatino. Pueden existir otras vías y de hecho existen pero el gobierno de un Estado latinoamericano que se proponga instalar grandes fábricas transformadoras de productos primarios en vez de atender estas cinco vías, es posible que perezca en el intento y deje sólo deudas al Estado. La generación de puestos de trabajo es una cuestión muy urgente, la necesidad está muy generalizada y se volvió traumática. Desgraciadamente, como dijo el Diputado Franco Montoro, por causa de la cultura política surrealista de América Latina no vemos que los gobiernos de la región se hallan aprovechando las conclusiones de su propio Parlamento, el Parlatino, en esta materia. En esta gran patria latinoamericana tenemos más bien la tendencia de improvisar las políticas de Estado cuando llegamos al gobierno; la tendencia de querer ser originales y muy creativos, así como la de menospreciar las recomendaciones de los organismos internacionales especializados y todas las medidas adoptadas por los gobiernos anteriores. Todos los aquí presentes sabemos que estas características de la cultura política latinoamericana se hallan muy potenciadas en el Paraguay, donde por lo general, la primera tarea que se propone el Intendente Municipal que asume, es derribar todos las construcciones realizadas por sus antecesores para refundar la ciudad.
Concluyo esta presentación señalando un aspecto especial abordado por el Parlatino: la cuestión de la educación para el trabajo. En cuanto a este tema, recomienda a los Estados miembros la orientación de la política educativa en general de modo que los institutos de formación profesional y las universidades formen a los jóvenes en especialidades profesionales que el país requiere. A su vez ésta debe estar predeterminada en una planificación productiva del Estado, el cual, según sus características y riquezas naturales, debe orientar la producción económica y conquistar y defender su mercado. Paralelamente, los gobiernos deben promover la formación rápida de profesionales de mando medio, porque una de las características de la región es que no existen puestos de trabajo pero tampoco existen personas especializadas para ocupar muchísimos puestos de trabajo existentes.
Señor Ministro. Señor Viceministro. Señores Técnicos del Ministerio de Justicia y Trabajo. Ustedes pueden prestar un gran servicio a la nación aplicando las conclusiones de la Cumbre de Copenhague y las del Parlatino en materia de creación de fuentes de empleo y de trabajo. Como un ciudadano común me permito exhortarles a que lo hagan, en la seguridad de que no se equivocarán y de que los resultados harán más grande al Paraguay porque lo enriquecerá con el trabajo fecundo de su hijos, con la prosperidad de las familias, con la permanencia de los paraguayos en su país y con la preservación de nuestra cultura genuina. Al mismo tiempo les recuerdo que un quinquenio es muy breve, pero ustedes pueden coronar su gestión al final de este quinquenio con un éxito sin precedentes y se habrán ganado un legítimo lugar en los anales políticos de la nación.
Reitero mi agradecimiento por haberme dado esta oportunidad que, dicho sea de paso, venía esperando desde hace mucho tiempo y les deseo el mayor de los éxitos en sus gestiones gubernativas.
Asunción, 24 de noviembre de 2008.
Tadeo Zarratea.
Pronunciado ante el equipo técnico del Ministerio de Justicia y Trabajo el 24 de noviembre de 2008.
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