Réquiem a Battilana Nigra

               La familia judicial hoy se encuentra de duelo. Uno de sus miembros más preclaros acaba de volver a la casa del padre.  Aquí estamos para entregar los restos del Prof. Dr. Raúl Battilana Nigra a la generosa tierra de donde provino. La Asociación de Magistrados Judiciales del Paraguay (AMJP) viene por mi intermedio a manifestar a familiares, colegas y amigos su más profunda e intensa condolencia por esta irreparable pérdida.  

               Nuestra Asociación cree que es de justicia reconocer que en su trayectoria ciudadana, como profesional Abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, y desde la alta Magistratura que se le ha confiado, concretó una importante serie de realizaciones en pro de la justicia.

               Cuando en 1992 la República del Paraguay fue refundada con la institución de un Poder Legislativo indisoluble y un Poder Judicial independiente, a Raúl Battilana Nigra le cupo participar activamente de la conformación del nuevo Poder Judicial.  En la última década de su vida, en su carácter de Miembro del Consejo de la Magistratura, tuvo la responsabilidad de seleccionar a centenares de jueces, fiscales, defensores públicos y síndicos de quiebras.

               Se distinguió por su personalidad exquisita, por el fino trato que daba a sus colegas abogados que se hallaban en concurso y por su criterio siempre objetivo y práctico.

               En sus relaciones sociales Battilana Nigra supo distinguir siempre entre las relaciones personales y las relaciones políticas. Nunca se le mezclaron esos andariveles del relacionamiento humano; como persona supo ganar amistades en los más variados campos sin distinción de credos ni banderías y siempre ha sabido honrar esa amistad.

               En el aspecto político se destacó por su pragmatismo, sin adoptar nunca posiciones extremas.  Eso le permitió ser un hombre apreciado en los más variados círculos sociales y políticos.

               En la relación privada o personal estar en presencia de Raúl Battilana ha sido siempre una fiesta; la exquisitez, altura y profundidad del diálogo sólo dependía de su interlocutor; se destacó por su tono optimista; por la gracia con que manejaba las dos lenguas de la patria y por su permanente buen humor.

               A partir de hoy todos estaremos privados de esta riqueza humana que compartió nuestro tiempo y nuestros afanes. Los inescrutables designios del dispensador de la vida así se presentan y es de acatamiento inapelable. Sólo nos resta regocijarnos por haber compartido su presencia entre nosotros y su amistad, honrar su memoria y emular su conducta.

               Expresamos a los Magistrados de toda la República nuestras más sentidas condolencias y a su querida familia nuestra solidaridad y nuestros deseos de cristiana resignación.

               Raúl, gracias por tus servicios a la Magistratura Nacional y que tengas paz en tu tumba.

                   Asunción, 11 de febrero de 2011.

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