Quiero
compartir con todos mi satisfacción por cumplir mañana 9 de junio, 20 años de
trabajo en la magistratura judicial. Me hubiera gustado festejarlo como
corresponde con mis compañeros de trabajo, pero esta cuarentena sanitaria nos
impide.
El 9 de junio del año 2.000 asumí el cargo de Juez de
Primera Instancia en lo Laboral del Quinto Turno de la capital. Desde entonces vengo
ejerciéndolo sin interrupciones, pero permanentemente procesado ante el
Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, nunca por actos de corrupción ni nada
que se le parezca, sino por denuncias de litigantes descontentos con las resoluciones
dictadas en virtud de las facultades jurisdiccionales que me otorga la ley. A
ellas se suman otras denuncias que respondieron más bien a intereses políticos,
que fueron promovidas con fines de persecución.
He
salido airoso en todos los procesos de enjuiciamiento y he dejado sentados
durante el curso de los mismos tres principios: 1.- Cuando me denuncian y me
procesan, debo defenderme, porque el proceso es una oportunidad para demostrar
la verdad. Es peor que uno sea condenado sin proceso, como lo hicieron conmigo
alguna vez. 2.- Nunca he negado la
autoría de las resoluciones dictadas ni admití haber cometido errores en las
mismas. Siempre las justifiqué debidamente ante el Jurado, demostrando que las
he dictado ceñidas estrictamente a la letra y el espíritu de la ley, y 3.-
Nunca he pedido clemencia ni favores, sino reclamado justicia, cuando me
procesaban ante el Jurado o ante la Corte, porque tengo la convicción de que
cuando un Juez de la República demuestra debilidades, el pueblo puede perder la
confianza en los magistrados judiciales
que tienen el deber de garantizarle
la seguridad jurídica. Tampoco soy un
Juez elusivo; nunca me inhibí por temor ni eludí las responsabilidades propias
del cargo, y muchas veces me he jugado la carrera por los derechos de la gente.
Este aniversario laboral número 20 nos encuentra con los
anaqueles vacíos. Hemos aprovechado la pandemia del coronavirus para poner al
día todas las resoluciones pendientes. Al efecto, al cerrarse los Tribunales
hemos trasladado el Juzgado inmediatamente a mi domicilio particular y
trabajado on-line con el personal del Juzgado, quienes formulaban los
borradores en sus respectivos domicilios y remitían por correo a este servidor,
el que luego de someter a correcciones y ajustes, los convertía en resoluciones
judiciales.
Por
el momento no tenemos expedientes que se hallan pendientes de sentencias
definitivas ni de autos interlocutorios. Las garantías constitucionales
demandadas también se hallan todas resueltas.
En la presente semana llamaremos para sentencia aquellos casos que han
llegado a la finalización del proceso.-
Mucho
tengo que agradecer al personal que me ha ayudado en este trance así como a todos
aquellos que cooperaron conmigo desde el primer día en que asumí el Juzgado y hasta
la fecha.-
Habiendo
visto frustrarse todos mis intentos de ascenso en la carrera judicial, dejaré
este juzgado el próximo año para acogerme a los beneficios de la jubilación.-
Por
último, agradezco a mis superiores jerárquicos, a mis colegas jueces y al
personal del Juzgado, que supieron comprender mis limitaciones a lo largo de
estos años de servicio al pueblo paraguayo en la difícil tarea de impartir
justicia.-
Asunción,
8 de junio de 2020.-
Prof. Dr. Tadeo Zarratea Dávalos
Juez
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